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La mayoría de nosotras somos de alguna forma influenciadas por lo que vemos. Donde tenemos puestos nuestros ojos puede hacer una gran diferencia en nuestro estado de ánimo, nuestro sistema de pensamientos y la forma en que finalmente tomamos decisiones. En una ocasión Jesús mientras enseñaba sobre la importancia de guardarse del pecado y permanecer santos o apartados para Dios, incluso dijo: “si tu ojo te es ocasión de caer, sácatelo”.
Hay muchas imágenes que al quedarse grabadas en nuestra mente nos llevan a amar más este mundo y las cosas de este mundo, que los propósitos y promesas eternas que tenemos en Cristo Jesús. Esto nos roba el gozo, nos hace envidiar la vida que vemos que otros tienen (o parecen tener), especialmente hoy con tanto acceso a medios audiovisuales y redes sociales que nos muestran una realidad diseñada para el consumo, la comparación y la competencia insana disfrazada de “autosuperación”. De un momento a otro, sin darte cuenta puedes estar pensando que tu vida no es tan buena o emocionante, o pacífica, o exitosa… Recordar nuestro propósito eterno, que tenemos un Creador y Salvador que nos diseñó y equipó como somos es un ejercicio que debemos practicar a diario.
Quisiera compartir con ustedes este pasaje bíblico con el fin de animarnos y dar paso al contentamiento y perspectiva con la que debemos estar mirando hacia la eternidad.
Colosenses 3
1 Ya que han sido resucitados a una vida nueva con Cristo, pongan la mira en las verdades del cielo, donde Cristo está sentado en el lugar de honor, a la derecha de Dios. 2 Piensen en las cosas del cielo, no en las de la tierra. 3 Pues ustedes han muerto a esta vida, y su verdadera vida está escondida con Cristo en Dios. 4 Cuando Cristo—quien es la vida de ustedes[a]—sea revelado a todo el mundo, ustedes participarán de toda su gloria.
5 Así que hagan morir las cosas pecaminosas y terrenales que acechan dentro de ustedes. No tengan nada que ver con la inmoralidad sexual, la impureza, las bajas pasiones y los malos deseos. No sean avaros, pues la persona avara es idólatra porque adora las cosas de este mundo. 6 A causa de esos pecados, viene la furia de Dios.[b] 7 Ustedes solían hacer esas cosas cuando su vida aún formaba parte de este mundo; 8 pero ahora es el momento de eliminar el enojo, la furia, el comportamiento malicioso, la calumnia y el lenguaje sucio. 9 No se mientan unos a otros, porque ustedes ya se han quitado la vieja naturaleza pecaminosa y todos sus actos perversos. 10 Vístanse con la nueva naturaleza y se renovarán a medida que aprendan a conocer a su Creador y se parezcan más a él. 11 En esta vida nueva no importa si uno es judío o gentil,[c] si está o no circuncidado, si es inculto, incivilizado,[d] esclavo o libre. Cristo es lo único que importa, y él vive en todos nosotros.
12 Dado que Dios los eligió para que sean su pueblo santo y amado por él, ustedes tienen que vestirse de tierna compasión, bondad, humildad, gentileza y paciencia. 13 Sean comprensivos con las faltas de los demás y perdonen a todo el que los ofenda. Recuerden que el Señor los perdonó a ustedes, así que ustedes deben perdonar a otros. 14 Sobre todo, vístanse de amor, lo cual nos une a todos en perfecta armonía. 15 Y que la paz que viene de Cristo gobierne en sus corazones. Pues, como miembros de un mismo cuerpo, ustedes son llamados a vivir en paz. Y sean siempre agradecidos.
16 Que el mensaje de Cristo, con toda su riqueza, llene sus vidas. Enséñense y aconséjense unos a otros con toda la sabiduría que él da. Canten salmos e himnos y canciones espirituales a Dios con un corazón agradecido. 17 Y todo lo que hagan o digan, háganlo como representantes del Señor Jesús y den gracias a Dios Padre por medio de él.
Que aquí y ahora podamos estar viviendo con la vista en la eternidad!
Diana Quiros.