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Van pocos días del nuevo año y como cada Enero muchos escriben sus resoluciones de año nuevo y sus metas. El hecho de que acabe diciembre hace que la mayoría sienta que es necesario sacar un balance de lo que ha estado viviendo, de cómo ha estado viviendo y qué necesita ser cambiado. Con mucho entusiasmo se hacen listas, se trazan metas y de alguna manera la mente se llena de esperanzas porque los 365 días que quedan por delante hacen sentir que es una nueva oportunidad. ¿Cómo podemos asegurarnos que estamos planeando de la forma más segura?
Todo lo que deseamos que ocurra pareciera que será posible cuando lo ponemos por escrito en nuestra lista de resoluciones y metas. Tener una nueva esperanza y nuevos bríos es maravilloso, pero aprovechemos eso para planear de la forma más segura, de la mano de Dios. No te apresures a planear sin El, permítele aconsejarte.
Dios desea guiarte y velar por ti
“El Señor dice: «Te guiaré por el mejor sendero para tu vida; te aconsejaré y velaré por ti.” Salmos 32:8
La Biblia nos dice que el creador de los cielos y la tierra, aquel que nos creó a nosotros, quiere guiarnos, aconsejarnos y velar por nosotros. ¡Qué maravilloso regalo! No existe plan más seguro y certero que escuchar las palabras de Dios y permitir que sean tu guía. La oportunidad de aprovechar su consejo mientras planeas tu nueva etapa, el año nuevo o cualquier otro comienzo, es una gran bendición. ¡No desperdicies el consejo sabio de Dios!
“Pon todo lo que hagas en manos del Señor, y tus planes tendrán éxito.” Proverbios 16:3
Es por esto que mientras planeaba sentarme a escribir mi lista explosiva y retadora de lo que siento que es imperativo cambiar para este año y de las muchas cosas que quisiera lograr, recordé este versículo. En ese momento decidí esperar, decidí hacerme algunas preguntas. ¿Acaso mis planes estaban siendo puestos en las manos de Dios? ¿Me he tomado el tiempo de examinar lo que Dios aconseja sobre mis deseos?
Planeemos de la forma más sabia, de la mano de Dios. Estudiemos que dicen las escrituras, preguntemos al Espíritu Santo, valoremos el consejo de Dios al trazar nuestras metas y vivamos de acuerdo a sus propósitos.
¡Feliz y bendecido año!
Diana Quiros