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Si me fueran a comparar con algo quisiera que fuese con algo hermoso, con algo delicado, con algo necesario, aunque no me gustan las frases cursis, puedo aceptar el romanticismo con gracia. Pero hay una comparación en las páginas de la Biblia en la que nunca quisiera ser encasillada. Una comparación muy triste. Un ejemplo gráfico de lo incómodo que puede ser estar al lado de alguien que “molesta”.
Leamos juntas:
Una esposa que busca pleitos es tan molesta como una gotera continua en un día de lluvia.16 Poner fin a sus quejas es como tratar de detener el viento o de sostener algo con las manos llenas de grasa. Proverbios 27:15-16
El escritor de Proverbios, con toda su sabiduría, encontró las palabras precisas para describir la experiencia de lidiar con una esposa que busca pleitos. Seguramente esta esposa no estará de acuerdo con esta manera de ver las cosas y también podría rebatir este punto del escritor.
Esta comparación entre la esposa que constantemente busca peleas y discusiones, con una gotera continua en un día de lluvia, deja claro que al igual que una gotera que cae repetidamente a lo largo un día lluvioso puede resultar molesta e incesante, esta actitud puede generar una incomodidad similar en el matrimonio y en el entorno familiar.
Si nos descubrimos teniendo esta tendencia o costumbre es necesario el arrepentimiento. Es necesario entender que más importante es ganar el alma de nuestros seres queridos que una discusión. Por lo general este deseo nace de querer demostrar un punto que creemos válido, de querer mostrar lo que creemos que es correcto, porque estamos seguras de que tenemos la razón.
Es por esto que intentar detener las quejas de esa esposa es como querer detener el viento o sujetar algo con las manos cubiertas de grasa. ¡Felicidades al que lo logre! Ambas tareas son casi imposibles.
Es nuestra responsabilidad
Es infructuoso pensar que alguien más es responsable de hacer a la esposa cambiar su manera de ser. Esto solo es nuestra responsabilidad. Es nuestra tarea venir a Dios en arrepentimiento si nuestras actitudes no muestran amor y no son conciliadoras. La decisión de ser amargadas o busca pleito no debemos ponerla en las manos de un tercero. Permitamos a Dios tomar control de nuestras palabras y pensamientos. Confiemos en que es Él quien debe tener el control y quien debe dirigir nuestros hogares.
¡Dejemos que salga el sol sobre nuestros hogares, que la gotas dejen de caer y la gotera se seque!
Diana Quiros
Creo que todas las publicaciones hechas hasta el momento son muy edificantes y le doy gracias a Dios por esta nueva manera de aprender de su palabra que con este trabajo ponen ante nosotros.
Gracias! Que bueno que estás disfrutando nuestros escritos.